lunes, 20 de mayo de 2013

DEATHPILE: "G.R."



Hay veces que da miedo pensar en las aberraciones más inmundas que se esconden en algunos sueños, en la depravación y la decadencia más extrema en la que puede caer el instinto humano, en toda la violencia, el rencor y el odio que puede llegar a anidar en un corazón. Deathpile, grupo clave en la escena del true crime electronics estadounidense junto a otros proyectos tan marginales como Taint, Slogun o Sickness, se encargan de canalizar todas estas terribles sensaciones y exorcizarlas a traves su arte. Un arte sucio, abyecto, retorcido, de difícil digestión, e incluso insoportable para la mayoría de personas. Pero para los aficionados de la música más extrema, peligrosa y salvaje, su discografía es algo así como un tesoro oculto. Dentro de la escena Power Electronics, Deathpile son quizás el grupo que más se aproxima a la “perfección”. Su sonido ejemplifica con absoluta fidelidad este estilo, ya que su propuesta, absolutamente ortodoxa y old-school, sigue el patrón marcado por los pioneros como Whitehouse, Ramleh o Sutcliffe Jügend, cumpliendo todos y cada uno de los cánones del género y ofreciendo exactamente lo que los oyentes andan buscando para satisfacer sus deseos más bajos y perversos. “G. R.” es el disco que cerró su fascinante discografía. Fue grabado en 2003 y gira en torno a los asesinatos que tuvieron lugar en la zona de Green River (Seattle) en los años 80, en uno de los capítulos más oscuros de la historia negra de los Estados Unidos. Las letras giran entorno a los pensamientos y sentimientos del asesino en serie Gary Ridgway, quien asesinó a más de 40 mujeres (la mayoría de ellas prostitutas), unas letras escritas en primera persona y que desgranan de manera espeluznante lo que se escondía en el interior de esta bestia humana, su soledad extrema, su alienación, su misoginia, su sufrimiento y su desamparo. La música es pura rabia y odio: murallas de ruido disonante, chirriante, electrificado y corrosivo al límite, aderezado con ciertos matices psicodélicos, una atmósfera de pesadilla y unas voces primitivas y salvajes que vomitan con una rabia descomunal una letras tan obscenas y desgarradoras que hacen dudar de la estabilidad mental de Jonathan Canady, el responsable de Deathpile. Banda sonora para las peores pesadillas, una auténtica masacre sonora que nos hace enfrentarnos cara a cara con las perversiones y los miedos más oscuros del alma humana.

1 comentario:

Benjamín Torres dijo...


... bizarrísim° De4thp1l3!
a falta de escritos en el blog de su humilde servidor, tomaré un párrafo para tan grande post; re-direccionaré esta publicación, es perfecta como lo es la FamZ1n3!.

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